0 de Juan López y Cruzerio do sul en fundaçao de Marlon de Azambuja en Ciudad tomada (LPDGC).

0 de Juan López y Cruzerio do sul en fundaçao de Marlon de Azambuja en Ciudad tomada (LPDGC).

Juan López con 0, pieza desarrollada por primera vez en 2014, y ejecutada de nuevo en este 2021 en una de las naves del edificio Miller, aglutina varios de los intereses de su práctica artística: la ciudad como contexto cotidiano desde el que pensar y actuar, el dibujo como base formal del trabajo desde lo urbano (con elementos propios de la ciudad) y la modificación de la percepción de los espacios mediante procesos de acción e intervención directa a través de la idea de simulacro.

Este interés por la modificación de la percepción de los lugares en proyectos in situ atraviesa esta pieza desde su concepción hasta su ejecución. El gesto netamente urbano de la huella de neumáticos es “arrancada” de la ciudad para situarla en otro espacio de significación. En este sentido, si primigeniamente en la intervención de 2014, el espacio era el del museo; en este caso, el espacio atiende a una simulación de sala, es decir, de lugar. De tal forma, que a nivel espacial la pieza se ha desarrollado por otros derroteros en relación a los gestos y a la conversación entre lo urbano como cotidianidad y el museo como lugar simbólico desconectado de esos devenires. Cero en 2021 potencia dentro de la nave el gesto que se puede producir en cualquier espacio de la ciudad, haciendo suya la grafía y la ciudad misma. Teniendo en consideración este cambio de lugar, el rastro dejado por la ciudad en un espacio simulado se vuelve en la actualidad una acción de gran contundencia que responde a cuestiones que Juan López se pregunta, ¿existe la posibilidad de cambiar las cosas?, ¿de cambiar lo establecido?, ¿de cambiar los espacios que habitamos?

Eso establecido que sugiere es el lugar desde el que hablar, el dibujo no se exhibe desde lo urbano sino que lo urbano es traído hacia el interior, es decir, hay un cambio de lugar, de perspectiva y de movimiento. En el marco de Ciudad tomada, el lugar de lo externo y del afuera de desdibujan

Cero hace pensar en situaciones que se generan en el espacio público. La calle pasa a la exposición de un modo directo. El desgaste de una rueda sobre el pavimento constituye la historia misma de la acción. El dispositivo documental –el registro- y el monumental –la suma de toda su arquitectura-, buscan hacer presente la materialidad de una inscripción para abrir otras posibilidades inconscientes o virtuales de aprehensión de la ciudad.

Acontecimiento, gesto, escritura y mirada en Cero difuminan la frontera entre escultura, dibujo, instalación, vídeo y performance, haciendo que la noción de espacio no sea inamovible e introduciendo otras, subjetivas y quizá más poderosas.

En sus propias palabras “se trata de llevar el dibujo hacia algo más escultórico, de modificar la percepción”, en este caso el dibujo es el rastro propio de la ciudad, un contexto llevado al texto que genera un simulacro y que expone las posibilidades narrativas de un objeto que deja rastro, en este caso la tracción de una moto.

Este gesto mínimo requiere de una gran cantidad de esfuerzo, de muchos cuerpos tal y como ocurre en las intervenciones del artista, en las que una gran cantidad de profesionales se involucran. De esta forma, cuerpo y lenguaje dan sentido a la poética del espacio que genera Cero y esto es un reflejo de las huellas y rozaduras de la ciudad sobre los cuerpos de las/os ciudadanas/os, que podemos asociar a cuestiones como el progreso o las formas de habitar.

Con esta pieza Marlon de Azambuja activa la plaza de Santa Catalina con una sucesión de bloques de concreto en sentido norte-sur que albergan en su interior las huellas de objetos-sombreros. Estos, sombreros de tramas y procedencias distintas, sugieren por su disposición un cambio de perspectiva. Una invitación a situar la cabeza al revés, hacia abajo, es decir, en dirección a lo que llamamos sur.

Este gesto constructivo no solo tiene que ver con activar el cuerpo y entender la experiencias a través de él, sino también con lo que se entiende por ciudad y espacialidad desde la experiencia del cuerpo. Porque para Azambuja las relaciones -todas- se dan siempre con el cuerpo o a través de él como canal.

La ciudad, por tanto, es una suma de estos gestos constructivos, de e-levaciones que en este caso el artista propone para generar situaciones en las que la posición del cuerpo es afectada por movimientos leves y contundentes. En este sentido, el artista entiende que las personas se mueven y entiende el mundo que les rodea a través de mapas cognitivos en los que los espacios se entienden a partir de elementos psicológicos y físicos. De esta forma, Cruzeiro do sul en fundaçao propone y es literalmente inclinar la cabeza para cuestionar y a prueba las capacidades de cambiar de modelo visual y de tras-localizar los sentidos direccionales Norte y Sur.

Fotografía de Leandro Bentancor

En su origen la pieza presenta un doble movimiento a través de una tensión de fuerzas. Por un lado, la pesadez del concreto como herencia –de carácter y tradición arquitectónica brasileña: modernidad- en todas sus acepciones que imposibilita su levantamiento. Lo que nos lleva al segundo movimiento, esta pesadez es contrarrestada de una manera simbólica mediante el título de la pieza que hace alusión a la Cruz del sur, la constelación más importante del hemisferio sur. Por lo tanto, este doble gesto y tensión de fuerzas entre el peso del material y el giro hacia arriba invita pensar, en códigos poscoloniales, el sentido de lo que está arriba y abajo. Es un cambio de perspectiva, mirar hacia abajo te lleva arriba.

En relación al aspecto cartográfico de la pieza, queda resaltado que el sistema que nos ubica es arbitrario y cultural. Las nociones de norte y sur, arriba y abajo geográficamente no tienen importancia, no son determinantes pero pertenecen al plano sub y consciente de las personas y con ello las cuestiones asociativas a ellas como Norte: bueno, sur: malo. Por lo que ubicación del norte y el sur (tanto como el este o el oeste) es cultural y arbitraria.

Marlon de Azambuja nos interpela y pregunta: ¿es hora de comenzar a tomar en consideración otros puntos de referencia?

Cruzeiro do sul en fundaçao nos lleva pensar hacia el sur de las ideas, al sur del mundo y al sur del concepto de ciudad.


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