Joan Brossa
utilizaba los objetos de una manera mágica y ubicua, no mediante un pretender
ser, sino mediante un rotundo querer ser; algo que parece comunicar asimismo
Nicanor. Ambos a través de un objeto descontextualizado miran la verdad, la
desencasillan, sus capacidades ocultas quedan al descubierto y son utilizados
como un poema/juguete visual.
utilizaba los objetos de una manera mágica y ubicua, no mediante un pretender
ser, sino mediante un rotundo querer ser; algo que parece comunicar asimismo
Nicanor. Ambos a través de un objeto descontextualizado miran la verdad, la
desencasillan, sus capacidades ocultas quedan al descubierto y son utilizados
como un poema/juguete visual.
Los cuerpos
plásticos producen una bella herida. Una leve frustración, pues el interior de
sus esculturas albergar un alma que observa libremente. Un “alma libre” en la
vaina habita, mientras que el ojo que observa queda literalmente encerrado en
el exterior, no puede acceder al contenido, permanece en la superficie, en lo
superfluo.
plásticos producen una bella herida. Una leve frustración, pues el interior de
sus esculturas albergar un alma que observa libremente. Un “alma libre” en la
vaina habita, mientras que el ojo que observa queda literalmente encerrado en
el exterior, no puede acceder al contenido, permanece en la superficie, en lo
superfluo.
La obra de
Nicanor invita al silencio y la soledad. Silencio compuesto de palabras
latentes, lo matérico no es la obra en sí del escultor; “el silencio es el
original, las palabras la copia”. De ahí que Artízar, la última morada de sus
creaciones, se convierta por instantes en una casa de sombras, casa donde nada
libremente el Pez Luna en aguas petrificadas. Mundo imantado donde extraños
objetos juguetean con las palabras y las etiquetas. Una selva/casa de difícil
penetración, creada por un hábil constructor que juega a ocultar mostrándose en
descarnada transformación llena de fabulaciones.
Nicanor invita al silencio y la soledad. Silencio compuesto de palabras
latentes, lo matérico no es la obra en sí del escultor; “el silencio es el
original, las palabras la copia”. De ahí que Artízar, la última morada de sus
creaciones, se convierta por instantes en una casa de sombras, casa donde nada
libremente el Pez Luna en aguas petrificadas. Mundo imantado donde extraños
objetos juguetean con las palabras y las etiquetas. Una selva/casa de difícil
penetración, creada por un hábil constructor que juega a ocultar mostrándose en
descarnada transformación llena de fabulaciones.
La
procedencia onírica de los objetos expone un discurso que no solo revindica la
imaginación y la libertad. Objetos que pretenden erigirse a través de una
agotadora repetición del concienzudo proceso artesanal, en reflejo de ese silencio
y soledad, de ese fin último de la obra. Obras inadaptadas que optan por el
aislamiento. Extrañas en el paraíso, imbuidas del dolor de la metamorfosis, que
provocan una reacción de fascinación y rechazo.
procedencia onírica de los objetos expone un discurso que no solo revindica la
imaginación y la libertad. Objetos que pretenden erigirse a través de una
agotadora repetición del concienzudo proceso artesanal, en reflejo de ese silencio
y soledad, de ese fin último de la obra. Obras inadaptadas que optan por el
aislamiento. Extrañas en el paraíso, imbuidas del dolor de la metamorfosis, que
provocan una reacción de fascinación y rechazo.
Detengámonos
un momento, tomemos una cierta distancia de la maraña de impulsos y sensaciones
que nos transmite esta obra. Demostrémonos a nosotros mismos que el reto
intelectual debe partir del hecho cultural, de la “palabra” tan humilde y
valiosa que emana de cada recoveco, de cada anilla forjada, cedro enhebrado,
objeto lúdico y material virgen. La fascinación que produce parte del sentido
de autosuficiencia de cada escultura; el rechazo por la negación del deseo de
imitar el mundo, pues lo inventa, lo transforma y crea una nueva naturaleza de
sentidos. En un palimpsesto el artista no crea de la nada sino recrea,
involuciona, siente la urgente necesidad de convertir la materia en un
instrumento que configure la identidad. Construye diferentes recorridos
visuales a partir de una serie de elementos terriblemente concretos.
un momento, tomemos una cierta distancia de la maraña de impulsos y sensaciones
que nos transmite esta obra. Demostrémonos a nosotros mismos que el reto
intelectual debe partir del hecho cultural, de la “palabra” tan humilde y
valiosa que emana de cada recoveco, de cada anilla forjada, cedro enhebrado,
objeto lúdico y material virgen. La fascinación que produce parte del sentido
de autosuficiencia de cada escultura; el rechazo por la negación del deseo de
imitar el mundo, pues lo inventa, lo transforma y crea una nueva naturaleza de
sentidos. En un palimpsesto el artista no crea de la nada sino recrea,
involuciona, siente la urgente necesidad de convertir la materia en un
instrumento que configure la identidad. Construye diferentes recorridos
visuales a partir de una serie de elementos terriblemente concretos.
El espacio
oscuro por el que transitan los conceptos es un lugar abstracto que convierte
la ilusión en un gesto ritual, atrapados en los límites del propio lenguaje.
oscuro por el que transitan los conceptos es un lugar abstracto que convierte
la ilusión en un gesto ritual, atrapados en los límites del propio lenguaje.
Nicanor
asume el acto creativo como un juego de variaciones en torno a imágenes preexistentes
e inventadas que se hacen eco entre sí mediante una solución de continuidad. Sitúa
el lirismo en el eje de las imágenes de lo imposible como territorio para crear
nuevos significados.
asume el acto creativo como un juego de variaciones en torno a imágenes preexistentes
e inventadas que se hacen eco entre sí mediante una solución de continuidad. Sitúa
el lirismo en el eje de las imágenes de lo imposible como territorio para crear
nuevos significados.
Como
Kierkegaard, Nicanor “…después de haber negado infatigablemente la certeza de
los sentidos… y preocupado por los temores de su pensamiento, no por los
ingeniosos artificios de la imaginación…”, es consciente de que todavía quedan
rincones oscuros por explorar; donde los objetos preexistentes adquieren un
carácter lúdico-descontextualizado y donde la materia virgen se convierte en
objeto, idea, silencio, sombra y temblor.
Kierkegaard, Nicanor “…después de haber negado infatigablemente la certeza de
los sentidos… y preocupado por los temores de su pensamiento, no por los
ingeniosos artificios de la imaginación…”, es consciente de que todavía quedan
rincones oscuros por explorar; donde los objetos preexistentes adquieren un
carácter lúdico-descontextualizado y donde la materia virgen se convierte en
objeto, idea, silencio, sombra y temblor.