El tiempo es a la vez tema y forma en nuestro trabajo. Conversación con Lecuona & Hernández.

El tiempo es a la vez tema y forma en nuestro trabajo. Conversación con Lecuona & Hernández.


Impulsados por una fuerte atracción por la fisicidad de la imagen, la dupla de artistas Lecuona & Hernández (Santander, 1978. Garachico, 1978) han colaborado durante casi 20 años en un continuo proceso crítico, en el cual, y a través de distintos enfoques –la práctica artística y el comisariado-, cuestionan los fenómenos pictóricos, sus soportes, los límites de las imágenes y cómo estas forman parte de las formas de comunicación de la historia y la cultura.  

Hoy Lecuona & Hernández vuelven a colaborar con el espacio Bibli para presentar Tiempo y cosas, hasta el 20 de octubre. Esta muestra individual se conforma de una instalación site especific compuesta por diferentes volúmenes/objetos reconfigurados que transforman constantemente desde su interior los tiempos que se perciben desde “fuera de las piezas”. La superficie de éstas alude al interés por el soporte de la imagen y enuncian el contexto de la exposición. Bibli se convierte en un contenedor de objetos flotantes que analiza un triple cuestionamiento: analizar las especificidades del trabajo en un entorno ya construido, poner en crisis el espacio cotidiano como construcción y escenario de la relaciones vitales e indagar la potencialidad de la imagen en su transcurso temporal.
 
Dalia de la Rosa: No olvidemos que Tiempo y cosas es el regreso a Canarias tras la llegada desde Brasil, donde desarrollaron un interesante proyecto artístico en la Galería Adelina de Sao Paulo a cargo del joven comisario Raphael Fonseca, denominado Falso
Histórico
, estimulados por la arquitectura, el desarrollo urbano y las características de las prácticas artísticas, ¿me pregunto qué más encontraron en el viaje?
 
Beatriz Lecuona y Óscar Hernández: En Brasil estuvimos viviendo y trabajado unos meses en la ciudad de Sao Paulo. Estamos hablando de una megalópolis con una increíble mixtura cultural en la que se dan situaciones polarizadas las 24 horas del día. Hay un pulso vital impresionante que se traduce en una energía humana arrolladora. Si a eso le sumamos el hecho de que se está convirtiendo en un epicentro para albergar las mejores galerías del mundo y que cuenta con un tejido artístico innumerable, podrás imaginar que para nosotros ha supuesto un antes y un después.
 
DR: Haciendo referencia al título de la exposición, Tiempo y cosas, ¿podrían profundizar más en esta idea del tiempo asociado a las piezas? ¿Por qué ese título?
 
L.H: Tiempo y cosas es una cita directa a “Tiempos y cosas” de Azorín, un compendio de ensayos breves en el que hace poesía de las paredes o de las estatuas. El tiempo es a la vez tema y forma en nuestro trabajo desde que comenzamos en el año 1999; en este sentido hay que entender todo nuestro proceso a nivel performativo, desde la más obvio a este respecto que sería la obra de acción propiamente dicha junto a la obra de vídeo o fotografía hasta la obra más escultórica o instalativa. Todo nuestro cuerpo objetual e intelectual está atravesado por el interés en el cuerpo y el tiempo; de hecho solo entendemos el trabajo desde un planteamiento procesal.
 
DR: Hace unos años fundaron el proyecto Numen creative shop y studio en Garachico, espacio donde tienen cabida productos diseñados por ustedes mismos y otros creadores, ¿Cómo relacionan su práctica artística con otras disciplinas como el diseño?
 
L.H: Somos personas con inquietudes varias que no se resuelven solo a través de los canales del arte contemporáneo y por esa razón jamás hemos temido desenvolvernos en otros territorios que pueden considerarse menos artísticos o no artísticos. Es una gran cuestión la de los límites. Hacemos categorías de todo para encontrar una cierta comodidad en la forma en la que nombramos el mundo y para intentar sentir que controlamos algún tipo de espacio. Nosotros muchas veces leemos el trabajo de algunos diseñadores de una manera completamente artística; de hecho, las fronteras entre arte y
diseño son cada vez más difusas y no tenemos el más mínimo interés en dejar clara esa distancia que va de la contemplación a la utilidad.
 
DR: El arte, entendido como generador de sentido, permite descontextualizar elementos de distintas disciplinas para tener cabida dentro del “cubo blanco” o la galería, es decir, para que así puedan resignificarse o significar verdaderamente. Un espacio como Bibli ofrece otra posibilidad. ¿Es el cubo blanco el único lugar posible donde el arte como objeto está en su plenitud?
 
L.H: Quizás ahora a lo que nos enfrentamos es a la descontextualización de nosotros mismos porque es obvio que cada vez nos cuesta más identificarnos con nuestro fondo, porque entre otras cosas, el fondo ya no se está quieto. No es lo mismo convivir diariamente con el fondo de las tinajas de la Rambla de Santa Cruz que con el edificio Copán de Óscar Niemeyer en Sao Paulo. Si a e eso le sumamos nuestra poli-identidad en Facebook o en instagram, nuestra experiencia del fondo muda tan deprisa que da poco tiempo a identificarse con algún contexto.
 
El cubo blanco posibilita una experiencia óptima del arte porque espacialmente es a priori un lugar descontaminado aunque esto está bastante lejos de ser verdad y de hecho actualmente la obra entra en conflicto constantemente con el museo, con su ecosistema y con su efecto de espejo deformado. Estamos en un momento tan megalómano, tan correcto y tan transparente que posiblemente el museo esté generando una imagen excesivamente simulada de “lo que hay”. Posiblemente estemos viviendo el súper simulacro.
 
En Bibli se venden proyectos, muebles y arte. La cuestión es que por una clara predisposición artística, sus dueños ponen a nuestra disposición todo el espacio del que disponen y asumen el riesgo que entraña para un espacio privado exhibir una muestra como Tiempo y Cosas. En este sentido, son capaces de asumir pérdidas en pro de eso que tanto repite el artista Manolo Cruz y que no es otra cosas que lo que él llama la reserva de sentido inherente al arte.
 
Por eso insistimos en que los fondos ya no son de fiar. En los museos se pueden celebrar bodas y en las tiendas se puede celebrar el arte contemporáneo. Esto es una maravilla porque permite mayor porosidad haciendo que diferentes esferas se toquen y se contaminen.
 
Hay personas que critican que una tienda de muebles organice exposiciones sin darse cuenta del referente cultural que están logrando crear en la ciudad de Santa Cruz. Bibli es un espacio que probablemente pudieses encontrar en una gran capital por la visión tan puntera que tienen a cerca de la hibridación de las disciplinas. 
 
DR: Cuando una misma pieza es presentada en diferentes ciudades o contextos, ¿pueden percibir diferencias en la reacción o interacción con el público? Pienso en Impasse que estuvo en Tenerife o Caracas.
 
L.H: Es muy importante entender que la lectura de las obras no es plana y que nuestra lectura es hecha desde una tradición determinada, que ha tratado de ser hegemónica y que está siendo cuestionada en su totalidad.
 
Quizás donde hemos podido percibir lecturas más diversas haya sido con piezas más figurativas como los repujados de metal o con acciones. Una misma acción, ponemos como ejemplo una en concreto que se llama The Old Soldier Action, y que es una acción muy física que hacemos acompañados de un percusionsita, ha tenido reacciones completamente diferentes tanto en intensidad como en significaciones al hacerla en lugares tan distintos como Valencia, Santa Cruz de Tenerife o Miami.
 
DR: Siguiendo en esta línea, es interesante la mutación a la que se ven sometidas algunas piezas, el proceso que conllevan y la relación que establecen con el espacio. En este sentido, en 5 actos, exposición colectiva que también se desarrolló en Bibli a finales de 2015, la pieza Apetito desordenado de los deleites carnales pasó un proceso de transformación. Me permito coger la reflexión de Fernando Pérez para esta cuestión, ¿la obra siempre está en ese punto de transformación y cambio dependiendo del contexto?, o ¿a qué atiende esa carácter de plasticidad o ductilidad?
 
L.H: Somos muy permeables al contexto y al espacio. Todos los espacios presentan para nosotros una pregunta y un problema porque nos sacan del taller que es nuestro lugar de trabajo cómodo. Nos interesa mucho cómo afrontar los diferentes tiempos que se viven al trabajar fuera de lo que dominamos y cómo abrimos otros espacios de pensamiento al enfrentarnos a lo que no hemos hecho antes. Nuestro proceso es completamente orgánico y adaptativo. Nuestras piezas se moldean acorde al contexto en el que se inscriben, participan de la memoria del lugar; por esta razón en nuestras intervenciones es fundamental que estemos y conozcamos el espacio.
 
DR: Como Lecuona & Hernández llevan trabajando cerca de 20 años y no sólo han desarrollado una práctica artística, sino también el comisariado. Esto me lleva a preguntares, ¿cómo es el paso de las nuevas generaciones a nivel de interlocución en el contexto cultural?, no dejan incorporarse al tejido cultural artistas emergentes, nuevas prácticas, nuevos proyectos innovadores a muchos niveles, pero ¿existe un verdadero cambio o enriquecimiento en la interlocución de los agentes con los que se relacionan?
 
L.H: El contexto artístico y cultural que tenemos en Canarias es en un sentido muy fecundo y en otro muy precario. Existe un nivel altísimo entre los artistas y un compromiso muy fuerte con el arte contemporáneo y con nuestro propio territorio, si se quiere leer así. El problema es que en el archipiélago estamos isolados y trabajamos marcados por un gran complejo provinciano. Si quieres dedicarte a esto profesionalmente y entrar a la interlocución con tus contemporáneos es un hecho que tienes que buscar fuera de las islas ese espacio. Nuestro amigo, el crítico de arte y profesor de la ULL, Ramón Salas, está precisamente ahora tratando de escribir esa historia más reciente del arte de provincias. Gilberto González o Roc Laseca ahondan  también en cómo trabajar desde la isla. Casi todos nosotros debemos enfrentarnos en algún momento a la decisión de ser artistas de fin de semana o ser artistas a tiempo completo. Para ser artistas a tiempo completo hay que pasar tiempo fuera de las islas porque aquí es muy fácil encontrar tus límites. Si mantienes el trabajo dentro de esos límites conocidos será muy complicado construir otro espacio de posibilidades.
 
DR: En este sentido, la interlocución es necesaria en los distintos niveles: privado, académico y público. Encontrar espacios y agentes con los que afianzar la trayectoria cobra su importancia en un contexto como el nuestro. ¿Cuál es la representación que las instituciones deben tener en relación a esto?
 
L.H: Siempre hemos trabajado con todos los  agentes posibles porque es una forma de trabajo orgánico y natural. Hemos dirigido un aula cultural de pensamiento en la universidad de la Laguna y nos sentimos muy próximos a la misma porque nuestros profesores se convirtieron con el tiempo en nuestros amigos e interlocutores. Durante años llevamos un proyecto en el Círculo de Bellas artes que generamos a modo de laboratorio para apoyar la producción artística más emergente “El proyecto sótano círculo” y que tenía un marcado carácter experimental. Bajo nuestra óptica hay que ser permeables a otras disciplinas y sectores y tratar de mantener una actitud colaborativa para ir sumando acciones entre todos. Las acciones aisladas por muy interesantes que sean no calan en el tejido local ni repercuten en cuestiones posteriores. Es muy importante trazar líneas de colaboración que permitan dotar de sentido a esta pequeña periferia en la que trabajamos.
 
DR: Tras esta exposición cruzan de nuevo el Atlántico rumbo a Lima, me parece interesante que contesten  estas a estas preguntas en relación al proyecto anterior: ¿Cómo ha sido la experiencia de producir una exposición en una galería como Adelina en Brasil? Y, ¿qué interés suscita en ustedes el contexto latinoamericano?
 
L.H: Sao Paulo es un contexto artístico y cultural extremadamente interesante para nosotros y al que llevábamos tiempo queriéndonos acercar. Allí hay muchos artistas trabajando en un sentido similar al nuestro y por tanto hay una interlocución más natural. Adelina es una galería nueva con una gran estructura que ha hecho una apuesta tremendamente sólida por artistas vinculados a Latinoamérica y que nos ha dado todo tipo de facilidades para trabajar con ellos. En ese sentido somos afortunados y estamos trabajando muy intensamente con ellos. Ahora vamos a Lima a comenzar un proyecto con otro de nuestros galeristas, Ilan Karpio, que es una persona con mucha actividad y con diferentes proyectos tanto en Perú como en el exterior.  Por el tipo de obra que venimos realizando y por una proximidad relacionada con el temperamento de la gente, Latinoamérica es un territorio muy apetecible para nosotros. No cabe duda de que además muchas ciudades latinas están creciendo muchísimo y se están convirtiendo en un foco de atracción para el circuito artístico mundial.
 
DR: Dicho contexto latinoamericano les permite entrar en otros flujos de mercado, ¿cuál es el nivel de representación que sus obras tienen en colecciones privadas y públicas?
 
L.H: En latinoamérica hay grandísimas colecciones de arte y en la actualidad formamos parte de algunas de ellas de tamaño medio. Cuesta mucho tiempo entrar en las grandes colecciones pero ese es un trabajo que están desarrollando nuestras galerías y hay que mantener la calma y perseverar. En lo referente a Canarias, el mercado es casi inexistente y apenas hay un circuito artístico por lo que son las instituciones las que deben velar por salvaguardar estas manifestaciones culturales. Resulta obvio que las políticas públicas están desatendiendo de forma manifiesta el sector de las artes visuales y este es un hecho que está marcando muchísimo la
producción de la última década y, obviamente, afecta a las políticas de conservación y colección. Formamos parte de las colecciones del Ayuntamiento de Santa Cruz, Cabildo y Caja Canarias desde hace muchos años porque fuimos
premiados en diferentes concursos y estas instituciones se quedaban con la obra
premiada. De cualquier forma, las instituciones en líneas generales y salvo contadas excepciones, no han mostrado demasiado interés por adquirir nuestro trabajo para sus fondos. Por el momento los dos centros más importantes con los
que contamos en las islas, que son el Caam y el Tea, no cuentan con obra nuestra en su colección. Es un hecho bastante llamativo que muchos artistas de
nuestra generación que han demostrado una amplia solvencia artística dentro y fuera de las islas no estén representados en estas colecciones pero puede que estas ausencias sean deliberadas y respondan a una política determinada que nosotros no conocemos a fondo.  
 
DR: Volviendo a Tiempo y cosas, dentro del encargo que Fernando Pérez y Richard Correa (directores del espacio de Bibli) les hicieron a través de mi como comisaria, traducían una preocupación constante: Cómo funciona una obra de arte en un espacio doméstico, y no solo eso, sino también cómo funciona o si es posible la obra instalativa en ese tipo de entorno. Hay un punto en común muy evidente entre ambos, ustedes y Bibli, que es el de la reorganización de un espacio. ¿Cómo describirían este reto de superar/asumir/incorporar el espacio?
 
L.H: Es muy interesante consumir publicaciones en las que se ve cómo las personas conviven con el arte, cómo el arte actúa en el espacio doméstico. Esta convivencia no solo es una cuestión económica, también lo es de sensibilidad. Bibli no esconde este
proceso. Bibli muestra abiertamente como un sofá comparte espacio con una instalación y al mostrar este espacio compartido está enseñando sin pudor la representación sin filtros del espacio burgués.
 
En el museo tenemos una experiencia del arte auratizada y en una casa la experiencia es mucho más íntima y visceral. En este sentido hay un acto más vouyeurístico en el proceso que vive Bibli cuando entra el público o los clientes.  Uno al final se ve dentro de un espacio doméstico y ve a los otros en ese espacio. Hay muchos más planos de significación de los que a priori parece en este tipo de espacios fronterizos.
 
DR: La ausencia puede ser tan poderosa como la presencia, ¿no? En la instalación no solo se ausentan las imágenes, sino el lenguaje que las conforma. Sin embargo esta “ausencia” evoca a una presencia que como resultado activa el espacio. ¿Están de acuerdo con esto?
 
L.H: Partimos del hecho de que la representación es ausencia, lo que vemos es lo que no está. El andamiaje que sustenta una imagen para que esta sea pertinente, el aparato que posibilita el lenguaje, las convenciones necesarias para que se produzca la comunicación,
etc. son capas de significación cultural que nosotros analizamos constantemente a través de nuestro trabajo. En este sentido, el otro lado de las cosas, su cara oculta es algo así como el vaciado de la forma. Trabajamos desde esta condición negativa y desde los espacios “entre”.
 
DR: Para acabar, ¿cuáles son los proyectos futuros?
 
L.H: Actualmente estamos inmersos en varios proyectos individuales, tanto dentro como fuera de las islas. Lo más próximo es ahora en noviembre que inauguramos en Lima con IK Projects y después volvemos a Sao Paulo para asistir a una feria e impartir un workshop. De ahí enlazamos con las distintas
exposiciones que estamos preparando para el próximo año en las que ya estamos trabajando. Todo ello, sin olvidar que seguimos gestionando y dirigiendo en Garachico Numen Creative Shop y Studio.


 

Exposición: Tiempo y cosas.
Lugar: Bibli.
Santa Cruz de Tenerife..            
Fechas: 15 septiembre– 20 noviembre 2017.
Fotografía de portada: Efraín Pintos
 
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