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Escribir es un acto de tiempo, de dedicación, de investigación, de contraste, etc. Escribir es un acto totalmente liberado que es casi la única herramienta de la que disponemos para saciar lo que de alguna manera no queda fijado en una tertulia de bar o en una conversación informal. Fijar la palabra implica justamente eso, pensar y poner en cuarentena el discurso.
Esto que escribo viene al caso, en los últimos días se ha incrementado la publicación de textos en contra de la exposición «Pintura y poesía. La tradición canaria….» , comisariada por los catedráticos de la Universidad de La Laguna Fernando Castro Borrego y Andrés Sánchez Robayna, que, cuanto menos, es el despliegue del continuismo de la aplicación y búsqueda histórica de una simbología netamente canaria en la producción cultural del siglo XX. Hay distintos problemas en relación a este proyecto que resulta casi imposible abordar desde la intranquilidad y la falta de un tiempo precioso. Pero precisamente por esto, se hace ahora necesario señalar alguna cuestión que no deja de ser lo que me interesa de forma personal.
Me reitero, resulta difícil escribir hoy en día y más cuando la fatiga te invade casi por cualquier costado. Martí Perán en su Indisposición general: ensayo sobre la fatiga habla de un mal de este tiempo que vivimos, una irreversible crisis que toca todos los aspectos de la vida, desde la crisis institucional hasta la transformación de las formas de trabajo con el fin de adaptarse a este estado de cosas. Él habla de un sujeto determinado, el sujeto de la autoexplotación, una mujer o un hombre que trabaja desde la emprendeduría más salvaje. Perán pone en el centro del análisis el agotamiento producido por la noción de multitarea de las y los profesionales de la cultura. Un agotamiento, una indisposición general que subyace bajo la apariencia de una sociedad en constante autorrealización. En estos términos me parece que es interesante destacar un fragmento del propio Perán en relación a la pregunta, ¿por qué hacer una exposición?:
«Si en el ámbito de la ingeniería la fatiga designa la disminución de la resistencia de los materiales sometidos a un esfuerzo repetido, en la esfera de la ingeniería social, la fatiga representa «la reivindicación agotada del cuerpo individual que reclama el derecho al descanso social «(R.Bathes). Con la fatiga, la hiperactividad muda en mera producción de detención. En la negativa a la producción de la fatiga permanece el principio emancipatorio de la deseducación; y en su neutralidad descansa la promesa, quieta, de toda la diversidad posible. Este elogio de la fatiga, emparentado con las apologías de la pereza, del anonimato, de la desaparición y de la inacción, ocupa en el horizonte de la experiencia contemporánea la posición, dándole la vuelta, que tiempo atrás ocupó la melancolía. Ahora bien, ¿cómo convertir este argumento en una exposición?. ¿Cómo articular una situación que traslade estos contenidos? Estos pequeños retos, propios de un campo disciplinar cada día más empobrecido ¿no conllevan la pregunta de por qué hacer una exposición?«
La fatiga es inherente a cualquier profesional que trabaja en el tejido cultural, sobre todo en el tejido local, un campo de acción que permite estar en contacto directo con lo que ocurre, con los creadores. Un proyecto local desde la práctica local, te asegura una serie de relaciones que de ningún modo sería tan directa de tratarse de un proyecto con una vocación extrageográfica. Como aquí hablamos de «la tradición canaria del siglo XX», es de suponer que desde la posición intelectual que ocupan los responsables del proyecto, se tenga una visión plural. Esto tiene sentido, muchísimo sentido a nivel territorial, pero la realidad es que existe un agravio desde el inicio de su andadura como propuesta expositiva. Una cuestión que sobresalía sin rubor y de forma totalmente destapada, la presencia de mujeres era exigua. Tras esto, varias voces se pusieron manos a la obra para poner esto en conocimiento de la opinión pública, resaltar que si la producción plástica del siglo XX en manos de unos expertos solo asumía como influyente el papel de tres mujeres (ninguna de ellas, por cierto, perteneciente a la actualidad artística de las islas), esto se debía a una desconexión total de la realidad, no solo presente sino histórica. Yolanda Peralta se expresa en estos términos de ausencia en un interesante post en su blog:
«Las preguntas surgen de inmediato. ¿Dónde están las obras de las artistas del siglo XX? ¿No son necesarias para entender lo que ha ido aconteciendo en el arte en Canarias? ¿No son importantes para entender y conocer la aportación de las artistas al arte del siglo XX en las Islas? En esta exposición se deja fuera del registro a artistas como Pino Ojeda, Lola Massieu, Jane Millares, Vicky Penfold o Eva Fernández, por citar algunos nombres históricos, pero también a otras como Laura Gherardi o Antonia Bacallado con trayectorias que arrancan en la década de los noventa del siglo XX, pertenecientes a la misma generación que Santiago Palenzuela, Ángel Padrón o Julio Blancas -artistas que sí están presentes en la muestra-, y cuyas obras se insertarían de forma natural en ese repertorio simbólico que quiere mostrar la exposición.»
Pero el tema que ocupa a esta breve nota no es esta cuestión que solo puedo analizar desde la plástica, pero que en el campo de la literatura es todavía más flagrante, pues no hay ninguna poeta representada. Sino que, lo que ocupa y preocupa aquí es el incremento de la discusión y las declaraciones de uno de los comisarios -Fernando Castro Borrego- acerca de la calidad de las mujeres artistas. Este enjuiciamiento totalmente desproporcionado, erróneo y desconectado de, me repito, la actualidad artística es la gota que colma el vaso de una fatiga ya expresada y que se va acumulando en el cuerpo. Esto es como el sueño, por mucho dormir no se van a recuperar las horas de descanso perdidas. Simplemente, todo se acumula. Esas declaraciones por parte del profesor de historia del arte suma una capa a la ya de por sí anacrónica exposición y como decíamos antes: ¿para qué hacer esta exposición?. Más allá de las críticas evidentes, fuera del conformismo total inherente al trabajo hecho con prisas, creo en la firme convicción de que trabajar en el territorio de forma crítica, es ya hacer una crítica al sistema, es trabajar desde parámetros discursivos, cuestionadores de la realidad, para contribuir a la construcción de un aparato cultural fuerte y esto, lógicamente, requiere de unos agentes con unos niveles de fatiga bajos. Pero a pesar de todo, noto que el trabajo de muchas y muchos habla por sí solo.
¿Para qué hacer esta exposición?, vuelvo a repetir. Resulta evidente que desde la historia del arte analizar los contextos a nivel cronológico pone en el punto de mira artistas-hombres, esto es lógico según las condiciones sociales de una determinada época, así que claro, la historia del arte no concibe una artista-mujer genial en tiempos de Rubens. Pero esto es un lugar común caduco y que no contempla otras formas de analizar la historia, que relega el trabajo de la mujer en materia artística a una producción menor o peor, no nombrar implica invisibilidad así que desde esta exposición las ausencias deliberadas son un arma de invisibilización. Precisamente por esto, lo más erróneo sería perpetuar el discurso con una itinerancia por las islas. Es evidente que como académicos y desde la Academia no se puede olvidar y obviar la posibilidad de otras lógicas temporales, de un trabajo analizado desde otras perspectivas que no sean deudoras de la historiografía clásica. Esto, gota tras gota, aumenta las fatigas de compañeras y compañeros, que desde una posición más conectada con la realidad, desde la auto-explotación y la inercia del trabajo independiente sienten que no tienen tiempo para esto hasta que estalla el recipiente, lo que provoca que ya no podamos dejar que esta conversación se produzca solo en el círculo personal más inmediato. La postura de las ultimas declaraciones hacen todavía más fatigoso asistir a estas lecturas más propias de otro siglo. Así que, ¿para qué hacer esta exposición?
En relación al hilo de opiniones:
– https://puntadassubversivas.wordpress.com/2017/08/11/canon-exposiciones-y-prejuicios-de-genero/
-Sobre la petición de cancelación de la itineraria de la exposición por las islas: https://www.change.org/p/señor-presidente-del-gobierno-de-canarias-cancele-la-itinerancia-de-la-exposición-misógina/u/21616291?recruiter=163083569&utm_source=share_update&utm_medium=facebook&utm_campaign=facebook_link
-http://www.laopinion.es/opinion/2017/09/26/desnudas-mujeres-entrar-tradicion-canaria/811884.html
-Artículo en versión impresa de Luisa del Rosario «¿Dónde estaban las mujeres?» en la edición del Canarias7 del 7 de octubre de 2017.