“Muchachas demasiado
tiempo contenidas en las ataduras absurdas y peligrosas de una virtud
fantástica”
tiempo contenidas en las ataduras absurdas y peligrosas de una virtud
fantástica”
La filosofía en el tocador. Marqués de Sade.
Todo es tan siniestro en la
actualidad, todo es tan pérfido en las ciudades bajo el puño económico y
social, todo es tan poco importante que lo que nos mantiene optimistas, vivos y
cuerdos: a mi entender, la cultura. Ese Todo es la sensación de angustia en la
que nos encontramos, tengamos o no trabajo, tengamos o no proyectos futuros,
tengamos o no una deuda que va más allá de lo que nunca llegaremos a ganar en
nuestras vidas. La galería de arte Stunt acoge, a modo de refugio, la primera
muestra individual del artista Alejandro Correa Izquierdo, aún estudiante de
Bellas Artes, pero poseedor de un dominio tal de la pincelada y de su propia
conciencia estética que llega a embelesar, y nos sumerge en el ideario propio
de un individuo rico en todos los sentidos.
actualidad, todo es tan pérfido en las ciudades bajo el puño económico y
social, todo es tan poco importante que lo que nos mantiene optimistas, vivos y
cuerdos: a mi entender, la cultura. Ese Todo es la sensación de angustia en la
que nos encontramos, tengamos o no trabajo, tengamos o no proyectos futuros,
tengamos o no una deuda que va más allá de lo que nunca llegaremos a ganar en
nuestras vidas. La galería de arte Stunt acoge, a modo de refugio, la primera
muestra individual del artista Alejandro Correa Izquierdo, aún estudiante de
Bellas Artes, pero poseedor de un dominio tal de la pincelada y de su propia
conciencia estética que llega a embelesar, y nos sumerge en el ideario propio
de un individuo rico en todos los sentidos.
La muestra está repleta de
perfiles y siluetas femeninas de espaldas que manifiestan un intento de
desgarro de la figura canónica y clásica, dando a entender que han estado
demasiado tiempo contenidas y ahora podrían resultar peligrosas. Correa
Izquierdo también se erige en productor de paisajes con la presencia humana a
modo de vestigio. Paisajes dominados por atmósferas aplastantes y aceradas que
a veces se inclinan hacia una pintura más abstracta. Ilustra, a su vez, un
carnaval descontextualizado de todo sentido que lo viera nacer, pues se va
borrando al tiempo que el ojo salta de un cuadro a otro en un bucle sin
sentido. Estéticamente la pintura de este artista apela al clasicismo del
lenguaje, pero es tensamente actual por la temática elegida, ya que en medio de
un entorno difuso el hombre está solo, a
la manera de un Pedro González. Es, por tanto, una pintura en el límite
constante de la caída por agotamiento.
perfiles y siluetas femeninas de espaldas que manifiestan un intento de
desgarro de la figura canónica y clásica, dando a entender que han estado
demasiado tiempo contenidas y ahora podrían resultar peligrosas. Correa
Izquierdo también se erige en productor de paisajes con la presencia humana a
modo de vestigio. Paisajes dominados por atmósferas aplastantes y aceradas que
a veces se inclinan hacia una pintura más abstracta. Ilustra, a su vez, un
carnaval descontextualizado de todo sentido que lo viera nacer, pues se va
borrando al tiempo que el ojo salta de un cuadro a otro en un bucle sin
sentido. Estéticamente la pintura de este artista apela al clasicismo del
lenguaje, pero es tensamente actual por la temática elegida, ya que en medio de
un entorno difuso el hombre está solo, a
la manera de un Pedro González. Es, por tanto, una pintura en el límite
constante de la caída por agotamiento.
Todo esto nos sitúa en el límite de
la subsistencia mental y moral. El problema es, quizás, que al espectador se le
pueden llegar a escapar los mecanismos reales mediante los cuales funciona la
sociedad. Pero a nadie escapa esa sensación, como diría Strindberg, de “triste
universo” que amplía la esfera de visión de la degradación, sin más rancios
discursos progresistas. El artista expone su triste universo para exponer a la
luz los mecanismos vitales que normalmente se encuentran ocultos, él es por
tanto honesto consigo mismo y el espectador.
la subsistencia mental y moral. El problema es, quizás, que al espectador se le
pueden llegar a escapar los mecanismos reales mediante los cuales funciona la
sociedad. Pero a nadie escapa esa sensación, como diría Strindberg, de “triste
universo” que amplía la esfera de visión de la degradación, sin más rancios
discursos progresistas. El artista expone su triste universo para exponer a la
luz los mecanismos vitales que normalmente se encuentran ocultos, él es por
tanto honesto consigo mismo y el espectador.
En fin, las obras de Alejandro
Correa Izquierdo contienen un misterioso magnetismo que nos retrotrae a las imágenes
de cuellos femeninos de Veermer, la acuosidad femenina de Klimt o los
nubarrones románticos del dramático Turner. Esto no supone un ejercicio de
asimilación sino un juego de lenguajes que termina en el suyo propio: una
suerte de imágenes que se apartan del tedio diario, de la imagen pasmada de nuestras
existencias atadas a la “virtud fantástica”. Cada uno lo de los lienzos expone
un silencio irreflexivo casi inapreciable por el ruido de la vida diaria.
Correa Izquierdo contienen un misterioso magnetismo que nos retrotrae a las imágenes
de cuellos femeninos de Veermer, la acuosidad femenina de Klimt o los
nubarrones románticos del dramático Turner. Esto no supone un ejercicio de
asimilación sino un juego de lenguajes que termina en el suyo propio: una
suerte de imágenes que se apartan del tedio diario, de la imagen pasmada de nuestras
existencias atadas a la “virtud fantástica”. Cada uno lo de los lienzos expone
un silencio irreflexivo casi inapreciable por el ruido de la vida diaria.