Ana Sophie Salazar .
En el video Wonderland (2016) del artista turco Erkan Özgen, un niño sordomudo de una pequeña aldea en Siria cuenta durante cuatro conmovedores minutos como su familia escapó un ataque de la milicia y cruzó la frontera con Turquía. Muhammad, así es su nombre, describe con gestos, movimientos y posiciones corporales el asesinato de sus vecinos y familiares. Con generosidad revive cada momento de horror, habiendo sido testigo de la decapitación de sus propios primos. La cámara fija de Özgen capta a Muhammad junto a la pared de una habitación desgastada, arrodillado y en un afán de hacernos entender. Las vívidas imágenes que nos transmite son difíciles de olvidar, eso que solo las imaginamos. Para Muhammad, son memorias reales que permanecerán toda la vida.
Cada vez más artistas trabajan con temas relacionados con migración forzada, ya que es una de las urgencias humanitarias que sigue creciendo. En Vietnam, la artista Tiffany Chung, perteneciente al grupo de refugiados vietnamitas post-1975, traza las rutas de refugiados por el mundo en preciosos dibujos cartográficos, instalaciones multimedia, fotografía y pintura. Sus proyectos The Vietnam Exodus Project, The Syria Project y The Global Refugee Migration Project, son investigaciones continuadas a largo plazo. Munem Wasif, artista de Bangladesh, visita regularmente la frontera con Myanmar, en donde uno de los mayores campos de refugiados del mundo aloja birmanos de etnia Rohingya, victimas de persecución por parte del estado.
Infelizmente, la presente crisis de refugiados no es una fase pasajera, si no el inicio de una nueva era de migración forzada debido a guerras y conflictos devastadores, política de fronteras y cambios climáticos. Con las olas de migración, han surgido olas de renovados nacionalismos y medidas dichas protectoras por parte de la mayoría de los países, en donde la ley castiga a los que ayudan a salvar vidas, despreocupándose de la muerte de millares de personas. Con un mensaje claro para todo el continente europeo, que ha permitido que el Mediterráneo se convierta en un cementerio colectivo, Olu Oguibe inauguró su escultura pública Monument to Strangers and Refugees (Monumento a Desconocidos y Refugiados) para Documenta 14 en 2017, un obelisco en la plaza central de la ciudad de Kassel con la inscripción del versículo del libro de Mateo 25:35, “fui forastero, y me recogisteis”, en alemán, inglés, árabe y turco.
Hace medio año, nos juntamos cuatro curadores para pensar estas cuestiones y fundar el Museum for the Displaced (Museo para lxs Desplazadxs). Nos pareció importante no solo generar discurso alrededor de un conjunto de obras que piensan estos temas, pero también entender que papel pueden y deben tomar instituciones artísticas y culturales en el contexto actual. El MfD es un colectivo cultural y social que pretende ser una demanda perpetua a la solidaridad con la lucha de millones de refugiados en el mundo. La idea es crear una red comunitaria transnacional y organizar proyectos curatoriales nómadas que discutan y ahonden los temas de migración forzada, desplazamiento, políticas de fronteras y identidades interculturales a través del arte contemporáneo, discurso crítico y acción.
Los refugiados no son el “otro”. Esa es una falsa dicotomía que debemos deconstruir, encontrando formas de identificación y reconociendo nuestra obligación fundamental hacia todos los seres humanos. Tener o haber tenido estatuto de refugiado/a no es único aspecto definitivo de la vida o situación de una persona. Refugiados pueden igualmente ser creadores de cultura y arte, así como ser su publico. Con el MfD, queremos reformular las narrativas en torno de los desplazados, creando una plataforma común para artistas de visibilidad internacional que abordan estas temáticas y para artistas silenciados que trabajan desde estos contextos. Creemos que, posicionándonos al lado de migrantes, refugiados y desplazados, facilitamos una base para la participación, educación, acción y el pensar y realizar de otras posibilidades.