gran día’.
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Ésta es la
tercera vez que Hans Lemmen visita la isla. Tres viajes que han transformado poco
a poco la concepción de entorno y la relación de los elementos que lo forman en
su obra sobre papel[i].
En esta vuelta asistimos a su habitual poética silenciosa y paisajística, a los
panoramas de líneas negras sobre superficies envejecidas. Cada uno es una
unidad poética revolucionaria anclada a la tierra, unas imágenes plantadas en el
imaginario del artista que generan una nueva mitología, esa que los poetas
románticos soñaban con crear.
desde el espacio subjetivo de la creación que habla de los ideales de la
amistad, de la tierra, de la dimensión de la naturaleza en función de cada
óptica, de cada espacio onírico subjetivo.
aquí, como lugar no existe, sino se construye a través del hecho experiencial
abierto, suscitado, ritmado, ampliado por una correlación de acontecimientos y
devenires. Pero cuando éste, el paisaje, no está presente el entorno es
asfixiante, geométrico, pequeño. El espacio es, de alguna manera, la libertad
real de la figura en Lemmen, del hombre, del animal y del hombre-animal –‘una
curiosa mezcla de […] alguien que simplemente ha encontrado el medio de
acomodarse en el momento presente, al tiempo que hace […]’[ii] -. Esta presencia
simbolizada del amor a los animales, de ese devenir de hombre-animal a la mesa
en una montaña, crea un nuevo lugar de experiencia y un horizonte de
expectativas más ancho de nuestra relación con lo animal.
animal-doméstico. Es una
suerte de transición de un doble proceso: la humanización del animal y la “animalización”
del hombre. Una radicalidad en una relación compuesta de afectividad. Las
figuras rezuman un poder de afectación y una vía abierta para ser afectados, estas
formas no son representativas de nada, solo son afectivas.
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Más allá de los
dibujos de gran formato, del color introducido en ellos o de las excelentes
piezas escultóricas que completan ésta exposición, lo más real es esa barrera o
borde que construye el artista con la secuencia de dibujos de menor formato.
Esa realidad que traza una línea con respecto a la cual se está en la mitad
izquierda o derecha de un plano que es naturaleza alegórica y probablemente
alianza limítrofe, es la personificación continuada del outsider de la manada, del hombre-animal dinámico, que crea,
evoluciona e involuciona. Hans Lemmen nos sitúa es un espacio vasto en el que
podemos elegir donde situarnos, al borde de qué extremos para otear mejor el
horizonte escoltados de ese afecto.
Exposición: Me flesh, you meat
Artista: Hans Lemmen
Lugar: Galería Artizar
Fechas: 8 abril -28 mayo 2016
con la estupenda exposición Aún terrenal
producida por el CAAM que itineró a la sala del Instituto de Canarias Cabrera
Pinto (2012). Luego su primera individual tuvo lugar en la Galería Artizar, The true Stories (2013).
Bradbury en Les machines à bonheur es
citado en Mil Mesetas de Gilles
Deleuze y Félix Guattari.